El COI ha querido aportar su granito de arena a la causa por la protección del medio ambiente, y para las próximas olimpiadas ha anunciado que sustituirá la llama olímpica alimentada a base de propano, por una lámpara de bajo consumo, alimentada por la energía generada por los propios corredores.
Desde su origen, la antorcha olímpica ha sufrido muchas trasformaciones para adaptarse a la realidad de los tiempos, y ésta es una más que no afecta al espíritu del símbolo ni a su aspecto, ya que el diseño de la bombilla imita el de una auténtica llama y su cristal irradia irisaciones que producen una sensación óptica de movimiento, como una auténtica llama.
Las asociaciones ecologistas han tachado la iniciativa de medida simbólica, e invitan al COI a eliminar los potentes focos de los estadios deportivos.
La Mentira Post
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