Los vecinos de un pueblo de la provincia de Teruel se despertaron esta mañana con las calles regadas de azúcar. Pocas horas más tarde se sabía que la dulce sorpresa era un error de los servicios municipales, que confundieron el azúcar con sal.
En palabras del concejal de transportes, el error se debió a un exceso de celo de los servicios municipales, que ante la previsión de heladas y el consiguiente peligro, pusieron en marcha el plan de emergencia. Las prisas provocaron un despiste que el propio concejal calificó de habitual, "¿quién no ha echado sal en vez de azúcar alguna vez?", declaró ante los medios.
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