El proceso de desaceleración en que se encuentra la economía española está beneficiando a los productores de vino barato, quienes ven incrementada su cuota de mercado frente a los grandes vinos de bodegas consagradas.
El vino barato es más fácil de producir, soporta mejor el transporte y el almacenamiento en condiciones inadecuadas, y la mayoría de los consumidores confiesan no distinguir entre éste y los grandes reservas. A estas ventajas hay quien añade la de que sus efectos sobre el ánimo se empiezan a notar antes y por consiguiente se reduce el consumo necesario para coger “el punto”.
Ante esta situación, la buena imagen de una bodega se convierte en un handicap, y algunos productores de postín están empezando a recurrir al tapón de plástico y al Tetra Brik para poder dar salida a sus mejores reservas.
La Mentira Post
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