Una nueva tecnología, basada en el número de insectos estampados contra el parabrisas del coche, permitirá a los agentes de tráfico calcular la velocidad a la que ha circulado dicho vehículo. Gracias a este sistema se podrán controlar las infracciones por exceso de velocidad cometidas en carreteras secundarias donde no hay radares.
Los agentes contarán con un medidor que escanea una porción del parabrisas y calcula la densidad de insectos. Estos datos pasan a un pequeño procesador que tiene en cuenta factores medioambientales, como la estación del año o la temperatura. En función de todos estos datos se puede calcular la velocidad que ha llegado a alcanzar el conductor.
Esta tecnología se basa en un estudio que relaciona la velocidad y los insectos atropellados. En dicho estudio se llega a afirmar que, a velocidades legales, los parabrisas terminarían el viaje intactos.
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