Hace aproximadamente 15 años, los tatuajes pasaron de ser seña de identidad de rudos marinos y presidiarios, para convertirse en una moda entre la juventud occidental.
Hoy, aquellos cuerpos tersos que los lucían se pliegan al inexorable paso del tiempo, y los dibujos se ven invadidos por curvas con las que originalmente no contaba el artista tatuador. Por eso están alcanzando mucho auge los servicios de restauración de tatuajes.
Frente al tatuador profesional, especializado en la faceta artística del trabajo, el restaurador se caracteriza por su capacidad de reconvertir antiestéticos pliegues, en efectos de 3D o trampantojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario