La última decisión de la Administración de Seguridad y Transportes de EE.UU. ha levantado una lucha de intereses sin precedentes. A partir del próximo 1 de marzo los aeropuertos estadounidenses no permitirán embarcar a los pasajeros que lleven pulseras powerbalance, obligándoles a depositarlas en el control de seguridad.
Según la Secretaria de Seguridad, “la energía producida por el holograma podría ser aprovechada para fines terroristas”. Esta decisión pone en jaque uno de los negocios más boyantes del mundo en los últimos meses. Los fabricantes han intentado sin éxito presionar a la Administración Obama, pero no quieren salir a la palestra a desmentir las palabras de la Secretaria, porque esto les podría producir más daño que beneficio.
Entre los rumores que circulan está el del lanzamiento de una variante de la pulsera sin holograma, pero con las mismas propiedades y un coste superior, al ir dirigida a personas “de altos vuelos”.
Según ha podido saber La Mentira Post, el importador en España ya ha iniciado contactos con AENA para evitar un descalabro como el americano. Aunque no quieren dar cifras, las estimaciones apuntan hacia las 100.000 unidades vendidas al día.
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