A partir de enero de 2011, los programas que se emitan en cualquier canal de televisión europeo deberán programar los créditos de manera que sean perfectamente legibles. Esto obligará a ralentizar su exposición y ha aumentar el tamaño de las tipografías.
La norma se hace eco de la denuncia de diversos colectivos de operadores de cámara y directores de casting, que se quejaban de que sus nombres eran ilegibles en los créditos. La medida, en cambio, no ha sentado bien a las cadenas de televisión, quienes afirman que la duración de los créditos obligará a reducir el número de programas, y que restará dinamismo a la parrilla.
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