Una empresa alemana ha presentado un nuevo prototipo de vehículo familiar, cuya principal novedad es la utilización de un revolucionario motor que utiliza como combustible la orina del propietario. El combustible sirve para mover un motor entre 140 y 170 CV, en función del tipo de alimentos y bebidas que haya ingerido el surtidor.
Además de la evidente economía del combustible, entre las ventajas de este motor están su bajo nivel contaminante, ya que aprovecha las sustancias químicas presentes en la orina y devuelve al medio un hilillo de agua destilada. La autonomía es otro de los puntos fuertes, no tanto por la capacidad de hacer kilómetros sin repostar, como por la abundancia del combustible y su asegurada presencia, allí donde haya un humano. Para facilitar la maniobra de repostaje, éste puede realizarse bien desde el exterior, como en cualquier coche de gasolina, o bien desde el interior, mediante una especie de orinal bajo el asiento del conductor, que comunica directamente con el depósito.
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