Acaba de presentarse un nuevo partido político con una filosofía muy valorada en estos tiempos de crisis: low cost. El Partido político Low Cost está formado únicamente por gestores y especialistas y se ha despojado de todo lo secundario.
Según su portavoz, “los ciudadanos están hartos de que sus impuestos vayan destinados a financiar a políticos que se dedican a generar problemas que justifican su existencia, en vez de a solucionarlos”. Por eso nace el PLC, un partido que reduce sus costes de mantenimiento mediante la eliminación de actividades que no aportan valor añadido a la sociedad, tales como participar en debates vacíos, criticar a los oponentes, asistir a inauguraciones, hacer campañas de partidistas, mítines, etc.
De esta forma se reducen también considerablemente los gastos en infraestructura: vehículos, conductores, guardaespaldas o comunicación.
La anécdota viene a raíz de las siglas, de las que han eliminado la segunda P, de político, para no parecerse al PP, con cuyos principios chocan frontalmente.
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