8 de cada 10 camareros que acuden a una consulta psiquiátrica lo hacen por patologías relacionadas con el estrés que genera el ruido de los molinillos de café.
Pese a que la tecnología ha evolucionado mucho en los últimos años, nada se ha avanzado en la dirección de atenuar el intenso y molesto ruido que producen las máquinas de café.
Por lo general, los clientes de bares y cafeterías aguantamos con resignación el ocasional estruendo que interrumpe conversaciones y momentos de relax. Pero para los profesionales que lo han de soportar continuamente, día tras día, durante interminables jornadas laborables (que casi siempre superan las 10 horas) y sin ningún tipo de protección, las consecuencias derivan en los problemas auditivos que afectan a casi el 100% de los camareros, y lo que es peor, en trastornos psicológicos como irascibilidad, pérdida del sueño, confusión, etc.
Las asociaciones profesionales llevan tiempo reclamando a los fabricantes que inviertan en I+D para encontrar una solución menos ruidosa, y mientras tanto, exigen a la patronal que se impongan medidas preventivas como auriculares, o salas de molido insonorizadas.
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