El Vaticano ha hecho pública una nota firmada por el Papa Benedicto XVI, en la que reconoce públicamente su condición homosexual. Aunque la noticia no ha pillado a nadie por sorpresa, el anuncio supone un gesto de alto valor simbólico por parte de la Jerarquía Eclesiástica, dentro de su política de acercamiento a la realidad social, modernización de sus planteamientos doctrinales y superación de tabúes obsoletos.
En la misiva, el Papa también deja claro que el celibato impuesto por sus hábitos le han alejado de las tentaciones de la carne, zanjando así cualquier especulación acerca de posibles relaciones con otros obispos.
Pese al importante paso dado por el Papa, los grupos más radicales no están aún satisfechos y exigen a los obispos que expliquen a la sociedad en general y a los niños en particular, la naturaleza metabólica de la eyaculación, y la intrascendencia moral de su consumación.
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